El barrio del Albaicin, universalmente conocido, repleto de rincones que recuerdan su pasado musulmán.
El Albaicín se encarama en la segunda colina que alberga la ciudad de Granada, lugar privilegiado por su belleza geográfica: arroyos con agua, rica vegetación y la Sierra como telonera.
El Albaicín tiene su máximo esplendor en el periodo Nazarí, en el 1494 el viajero alemán Múnzer calculó en unos 30.000 habitantes su población. Sus callejas hoy en día siguen siendo estrechas y angostas, bajo aleros que se unen unos a otros. Las casas son pequeñas, sencillas y austeras en su exterior pero en su interior guardan grandes tesoros con hermosos patios llenos de flores, árboles frutales y estanques de agua corriendo en todo momento. Son los famosos “cármenes” del Albaicín.
En 1994 el Albaicín fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como ampliación del conjunto monumental de La Alhambra y el Generalife.
Pasear por el Albaicín sin lugar a dudas será uno de los recuerdos que te acompañaran toda la vida; despacio, sin prisa, con los cinco sentidos despiertos, disfrutando en todo momento de la luz y el sonido que la historia de esta pequeña población te contará a través de sus balates, calles empedradas, aljibes centenarios y muros enlucidos.
En La Almunia del Valle nos gusta hacer el siguiente recorrido:
Nuestra visita al Albaicín, comenza por el Bajo Albaicín, en la Calle Elvira, a cinco minutos andando de la Catedral en el centro de la ciudad; a continuación tomaremos la calle Calderería, repleta de teterías y puestos de artesanía moruna hasta llegar a la iglesia de San Gregorio, donde buscaremos la calle San José que nos llevará a la Placeta de San Miguel Bajo. La Iglesia que da nombre a la plaza fue construida sobre la base de una mezquita en 1501. Junto a la portada lateral se encuentra un aljibe que pertenecía a la antigua mezquita, obra del S.XII. Desde aquí seguimos nuestra ascensión por la calle Santa Isabel la Real donde se encuentra el Monasterio del mismo nombre.
Ahora emprendemos camino hacia el Alto Albaicín, despacio y sin perder de vista a los pequeños minibuses que circulan compartiendo vía con los paseantes llegaremos al Camino Nuevo de San Nicolás y, a unos metros a nuestra izquierda ascendemos hasta la Plaza de San Nicolás, precioso mirador con una de las mejores vistas de la Alhambra y el Generalife circundados por las cumbres de Sierra Nevada. La iglesia de San Nicolás y la actual Mezquita del Albaicín flanquean nuestra visita. Desde allí nos dirigimos al Arco de las Pesas y la Plaza Larga, donde sigue instalándose el mercado para los residentes en el Albaicín y, continuamos nuestro paseo hasta la Iglesia del Salvador edificada sobre la antigua Mezquita Mayor del Albaicín y de la que hoy se conserva su patio original. Iniciamos el descenso por la Cuesta del Chapiz.
Tomando a nuestra derecha la calle San Juan de Los Reyes, caminamos hasta encontrar la calle del Candil, por la que descenderemos hasta la Carrera del Darro, una de las calles más bellas de Granada y, por qué no, de España. De nuevo en el Bajo Albaicín caminamos por la Carrera del Darro dejando atrás el Paseo de los Tristes y disfrutamos del entorno monumental del Convento de San Bernardo, la Iglesia de San Pedro, la Casa de Castril (que alberga el Museo Arqueológico Provincial), el Convento de Santa Catalina de Zafra hasta llegar a el Bañuelo pequeños baños públicos del siglo XI con un excelente estado de conservación. Abandonando ya la Carrera del Darro encontramos la Casa de los Pisa, la iglesia y Plaza de Santa Ana y la Plaza Nueva con el imponente edificio de la Real Chancillería, ideado por Isabel I de Castilla en 1505, al trasladar a la Real Audiencia y Chancillería de Ciudad Real a Granada, aunque fue Carlos I quien mandó a construir el palacio actual.
Al otro lado de la Plaza Nueva volvemos a dar con la calle Elvira, donde habíamos iniciado el paseo.